martes, 11 de mayo de 2010

Por qué no recuerdas al escultor amado
al hombre que hacía abismos en la piedra
y tu ángel trozaba panes silvestres

Por qué olvido a quien supo el amor
y entibiaba tu cama en mañana claras
a pesar de terribles ídolos y tinieblas
que se apoderan de la sangre

Y las bicicletas lucífugas que llevan
el recuerdo a lugares de la infancia
Y la infancia demorada en figuras
adorables, la música que aún escuchas

Por qué no dejas abierta la ventana
a esta ceremonia demasiado íntima
de asistir acompañada a los incendios

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