lunes, 26 de julio de 2010

Escrito a oído

te escucho ensayar
en la espuma
de tu lengua
consonantes y truenos
que llaman a la puerta
de los signos

como si despertaras
queriendo contarnos
los destellos
que iluminaron
el agua oscura
de tu madre,
ahora ríes
estirando un dedo
a la ternura,
ríes para salvarte
de nosotros

es el inicio
de un eterno
día migratorio
que se va
que vuelve
que tiembla
en el círculo
abnegado de tu
ausencia

te escucho
como si saliera
el océano
de mí
para dormirse
en tu falda
de arena

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