jueves, 22 de octubre de 2009

Tomé de tí un puñado de incendios

En la noche alejandrina,

Y tú que me diste la espalda

Tu lomo de arena sin límite,

Y yo que en la sombra del pájaro

Crucé tus páramos dorsales.

Tomé de tí un racimo de temblores

En el sur de cada beso,

Y tu que me alzabas los hombros

Florecías hacia dentro,

Tomé de tí el amor, la carne

Al sur de cada verbo,

El agua de un cántaro inicial,

Tomé de tí cuanto estaba perdido.

 

jueves, 1 de octubre de 2009

I


Sí: Tu niñez, ya fábula de fuentes”

Jorge Guillen


Recuerda donde estuviste, siempre,

Tu lugar sin mundo

Un cielo, un cielo

De muslos fatales

Abriéndose a la luz.

Trae contigo

Tu hogar de placenta

Lírica,

Y tu niñez, amor,

Y tu niñez.

No olvides

Tus gemidos

De astro en fuga,

Los incendios

de tu idioma sin

lengua,

las ansias de luz

en las circulaciones

subterráneas. 


Trae en

tus labios de manzano

desvestido,

la voz debida

al silencio

y los relámpagos

en flor.

II


Si tejieras puentes y torres y bóvedas

en el más allá de las postales,

retorno de la palabra perdida en el mundo,

y tejieras almendros páramos sin orillas...

Anduvieras corriendo deshojando

siglos en el aire,

recogiendo distancias

mares que esconden los caracoles:

Medida del escenario,

inicial, primario,

que escogiste.


Llevaras a enero

en tus manos herido

de calendarios,

para curarlo y devolverle al cielo.

Tejieras un tiempo sin números,

un puente sin metafísicas y almendros

en flor,

donde él supiera quererte

y vos,

palabra libre de mundo,

te dieras con ternura.

Pulsaras dulcemente el cuerpo

tenso de Antonio,

nombre sin puentes ni torres ni bóvedas,

hicieras vibrar la música

en el más allá de cada cosa.


Es como si llegaras de un lugar oscuro

y dijeras:

"no había claridad

y los almendros estaban en flor".

DHGTWEIYURTGWIE

No había gestos,

ni ritos,

ni fuegos,

ni ríos,

ni relámpagos.

Despertamos primero

nosotros,

anteriores

a todo,

todavía oscuras

las ventanas

y en silencio.

Sin espaldas

despertamos,

más temprano

que el pasado,

sin tinieblas,

precedimos

las voces

que hicieron

la luz,

que dieron

a cada cosa

el nombre.

Sin mundo,

ni sombra,

ni silencio,

más antiguos

que el asombro

y la plegaria,

antes de la guerra

y la sangre,

sin salir

del sueño

despertamos.

No había horizonte,

ni soles

remontando

el cielo,

ni multitudes

ni soledad

ni vacío.

Despertamos

en nosotros,

cada uno

un despertar

del otro,

antes que vos

y yo.

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Ella es joven y linda pero tú

te adelfas el traje de calandrias,

y ya casi nadie... pero tú

abusas del maquillaje y

tu perfume bullicioso

todo eso

que para ella es de yegua.

Sumado tu andar,

el raro placer que te provoca

andar descalza

cascabelante entre los hombres.

La manera en que alojas

una flor entre

tus rulos

y como hablas

meneando la gramática

de nada importante,

de tus amores,

de como eres romántica,

de alguna canción.

Todo eso que es de yegua

o de perra o cualquier otro

animal que se queme

en su lengua,

sumadas las ortigas

que recoges en la cintura

y como habitas, sin dolor,

en los espejos.