jueves, 22 de octubre de 2009

Tomé de tí un puñado de incendios

En la noche alejandrina,

Y tú que me diste la espalda

Tu lomo de arena sin límite,

Y yo que en la sombra del pájaro

Crucé tus páramos dorsales.

Tomé de tí un racimo de temblores

En el sur de cada beso,

Y tu que me alzabas los hombros

Florecías hacia dentro,

Tomé de tí el amor, la carne

Al sur de cada verbo,

El agua de un cántaro inicial,

Tomé de tí cuanto estaba perdido.

 

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