martes, 10 de agosto de 2010

I

las cosas terrestres se resumen
en vos, la niña y esta casa

no importa que día es hoy
o como nos llamamos

hasta donde sé vos sos tierra
la niña trigo y esta casa
es una lluvia

Y también somos la silla
que cae y la mesa puesta
para las visitas

Fuera de nosotros no hay nada
que pueda llamarse
piedra o luz

II

¿No me ves
derramar el agua sucia
de tus días?

¿O cuando abro una ventana
en tus codos y me siento
a esperar contigo?

Aquí tengo la escoba
o el caballo delirante
que atraviesa la cocina

Para andar al galope
en tu hora lenta

Para verte
cuando juegas con tu pelo

Cuando haces
pequeños círculos

O vuelves
a cargar el agua
que he derramado

Estar en tu tiempo
sin andar ni ser
ni quedarse

Estando solamente

III

cebolla que tu lavas

sacándole tierra y cáscara

dejándole desnuda

olorosa de sexo


cebolla que tu arrojas

al dorado infierno de los goces

y salta con la piel rosada

crepitante excitada


cebolla que se une a ti

para llenar ese espacio

entre casa y nariz

IV

cuando llega la hora del vino
el corcho desprende un volcán
de sirenas, de voces vaporosas
que hunden el navío homérico

y ellas todavía rondan la casa
todavía el atareo humano
mueve las mareas domésticas

presiento que voy a hundirme
en el más intenso naufragio
hasta llenarme de peces
de corales y cortinas

y ellas nadan en busca de las cosas
que ascienden, el velador, la mesa,
el largo camisón de agua viva.

lunes, 9 de agosto de 2010

Poema sobre despertar

Sientes como todo se estira.
Tu cuerpo, el aire que crece
y se escapa de tu cuerpo.

Algo parece venir de algún
lugar. Parece encallar en la
arena tu nave amanecida.

Y trae consigo una voz secreta.
Un bostezo, el idioma nebuloso
de las cosas terrestres.

Y sientes crepitar el trigo
transitorio de tus huesos.
Algo despierta dormido.

Final de lluvia en las hojas
del sueño. Todo se levanta
sin ganas de levantarse.

Algo pasa en el mundo
que lamenta tu retraso.
Es hora ya y las sábanas.

Te abrazan, te enredan,
te involucran en su juego
de ángeles deletéreos.

Deja huellas de ti
en el desorden carnal
de las frazadas.

Olores. Lúbricos perfumes.

Para verte erguida
en el espejo, y lavarte
todos los rostros de la cara.

jueves, 5 de agosto de 2010

Concierto de Berta Rojas

tus manos visten a los dioses


hay uno fugaz que tarda horas en pintarse

la cara, en emplumarse y apenas lo vemos

cuando atraviesa corriendo la escena


hay otro que aletea de flor en flor

y se emborracha con la caña sagrada

de la lluvia y el trueno


el otro es el hombre en la tierra

madera, pulsión de cuerda y sangre

junto al fuego y sus espíritus


tus manos aman las manos de un hombre


se sientan a beber por él

a llorar juntas el madrigal terrestre

que dejó en su irse siempre


lo siguen selva adentro

donde aún vive el discípulo

en su casita salvadoreña


y dan vuelta sobre sí mismas

para mirarse el artesano que obra

cuerdas con la luz nocturna

martes, 3 de agosto de 2010

Tu olor Yolí

quién no quiere yolí
que se quede tu olor
entre nosotros

un presentimiento
sutil incendio
de lavanda

quién no quiere
tus manos extendiendo
el pantalón gastado
de la vida

quién olvida
tu voz de sanfrancisco
anunciando la tarde

tu sombra y su colonia
de silencio siguiéndote
en la casa

quien puede olvidar
la hamaca de mimbre
que lloraba contigo

y el televisor viejo
que coloreaba tu cuarto
de luces de trágicos
amores venezolanos

quién no quiere
verte de nuevo
poblando el mundo
con tus cosas

la peineta navegando
la cama

el dulce de leche
y su primigenia olla
de cobre

el caramelo de azúcar
quemada

la voz de carlitos
llamándote yolí
como un trueno
entre los muebles

y sobre todo quién
no quiere yolí
que tu olor se quede
entre nosotros