tus manos visten a los dioses
hay uno fugaz que tarda horas en pintarse
la cara, en emplumarse y apenas lo vemos
cuando atraviesa corriendo la escena
hay otro que aletea de flor en flor
y se emborracha con la caña sagrada
de la lluvia y el trueno
el otro es el hombre en la tierra
madera, pulsión de cuerda y sangre
junto al fuego y sus espíritus
tus manos aman las manos de un hombre
se sientan a beber por él
a llorar juntas el madrigal terrestre
que dejó en su irse siempre
lo siguen selva adentro
donde aún vive el discípulo
en su casita salvadoreña
y dan vuelta sobre sí mismas
para mirarse el artesano que obra
cuerdas con la luz nocturna
jueves, 5 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario