martes, 10 de agosto de 2010

IV

cuando llega la hora del vino
el corcho desprende un volcán
de sirenas, de voces vaporosas
que hunden el navío homérico

y ellas todavía rondan la casa
todavía el atareo humano
mueve las mareas domésticas

presiento que voy a hundirme
en el más intenso naufragio
hasta llenarme de peces
de corales y cortinas

y ellas nadan en busca de las cosas
que ascienden, el velador, la mesa,
el largo camisón de agua viva.

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