Dejamos la calle
y nos entramos al
cuarto a oscuras.
La llave da vuelta
contra el reloj.
De a poco nuestras voces
se van moviendo por
dentro de la casa.
Nuestras manos abusando
de todo.
Encendiendo luces y sonidos
donde la oscuridad y el silencio
hacían su parte.
"No me animo a pedirte que no
muevas nada de lugar".
Entramos al cuarto
y una nueva luz
destruye nuestro amor.
Así lo habíamos hecho
sin darnos cuenta.
Primero un capullo de vestido
junto a la cama.
Me ayudaste con los pantalones.
Y como último vestigio de naufragio
las medias blancas perdidas
en las sábanas.
Eramos nosotros querida
sacándonos las partes.
Pero luego llegamos de la calle
y pusimos todo en su lugar
hasta que ya no hubo nada.
jueves, 3 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario